Hoy, la Iglesia universal celebra la Exaltación de la Santa Cruz, un día profundamente significativo para todos los cristianos y, de manera muy especial, para los macarenos.
En nuestra Basílica, nos reunimos como Hermandad para honrar la cruz en la que murió Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, signo supremo de amor y de redención. Ese madero, que a los ojos del mundo fue instrumento de dolor y sufrimiento, es para nosotros puerta abierta al misterio del amor divino, al sacrificio entregado sin medida por la salvación de todos.
La contemplación de la Cruz nos recuerda que en cada herida, en cada gota de la preciosísima sangre derramada, late un amor infinito. Y en ese amor, que vence a la muerte y sostiene nuestra esperanza, los macarenos encontramos siempre el aliento para seguir caminando juntos como Hermandad.
Porque en la Cruz se nos entrega el ejemplo más alto de entrega, sacrificio y amor, y en ella hallamos siempre el rostro de nuestra Bendita Esperanza, que nos guía y acompaña en todas las circunstancias de la vida.
Hoy, más que nunca, vivamos con gratitud y fe este día santo, seguros de que en la Cruz está la victoria, y en Cristo, la vida.
📸 Tomás Quifes


